El mundo del gravel se encuentra en plena efervescencia y su evolución es imparable. Fruto de ello aparecen cada vez más propuestas desarrolladas exclusivamente para esta modalidad. Uno de los componentes específicos más característicos para la misma son los manillares, como el Ritchey WCS Beacon que hemos probado.
Si en un principio las bicicletas gravel equipaban manillares de carretera tradicionales, poco a poco fueron adoptando modelos especiales con la parte baja abierta para ganar en control y manejabilidad al circular por terrenos irregulares. A su vez, esta apertura se ha ido haciendo cada vez mayor hasta llegar a cotas como las del renovado WCS Beacon, en el que ésta es nada más y nada menos que de 36º.
Hace poco os hablamos de otro manillar gravel de Ritchey, el WCS VentureMax, que dispone de una apertura de 24º. Por lo tanto, el WCS Beacon es una opción aún más radical en este sentido. En comparación con el VentureMax, el Beacon también cuenta con una menor caída (80 mm en lugar de 102 mm) y un alcance más reducido (65 mm en lugar de 75 mm), siendo así más compacto y acercando las diversas posiciones de agarre. El ligero retroceso (4,5º) de la zona superior y la inclinación hacia fuera de la parte baja (6º) del WCS Beacon son en cambio prácticamente idénticos a los del WCS VentureMax.
Control y confort
Gracias a estas formas y medidas tan particulares, este manillar de Ritchey gana cierta capacidad off-road -por decirlo de alguna manera-, apostando claramente por el control y la estabilidad sobre la bicicleta. Esto lo hace perfecto para el gravel en muchos sentidos, desde las salidas y rutas más relajadas, a las largas aventuras y el bikepacking. Para estas últimas bien podemos instalar alguna bolsa en su zona superior y tener en todo momento a nuestro alcance diferentes objetos.
Sus formas ergonómicas también lo hacen muy cómodo. El agarre en su parte superior es seguro y confortable gracias a su ligera inclinación hacia atrás y el generoso diámetro, que permite apoyar las manos de forma natural. La transición hacia los cuernos de las manetas o la parte baja es asimismo muy rápida al estar tan cerca. Igualmente, el acceso al cambio de marchas y los frenos es muy fácil.
Destacar también que, al disponer de una apertura tan grande abajo, los brazos cuentan con un amplio espacio cuando nos cogemos allí. De esta forma tenemos más libertad para movernos y podemos controlar mejor la bicicleta al pedalear por pistas o caminos con el firme en mal estado.
El WCS Beacon 2021 está fabricado en aluminio 7050 de triple conificado, lo que lo hace muy ligero para sus características: 270 gramos (en 420 cm de anchura). Ritchey también ofrece una versión inferior de este manillar, el Beacon Comp, de aluminio 6061 de doble conificado y un peso un tanto superior (300 g). El precio de ambos es más que razonable: 99,95 euros la variante WCS y 49,95 € la Comp.
En cuanto a las medidas, el WCS Beacon se encuentra disponible en cuatro anchuras: 400, 420, 440 y 460 mm. Con una abrazadera de 31,8 mm, es compatible con la la inmensa mayoría de potencias del mercado, por supuesto las Ritchey, incluidas las C260. En nuestro caso, lo hemos probado con la excelente WCS C220 84D, con una inclinación de 6º, aunque la firma californiana ofrece infinidad de opciones, todas ellas de la máxima calidad. ¡Qué mejor que una potencia Ritchey para complementar un manillar Ritchey!
Por último, mencionar que este modelo es compatible con extensiones y con conectores de grupos electrónicos Shimano Di2, para los que incluso dispone de orificios en los extremos para el cableado. Por supuesto, tampoco faltan las superficies rugosas en las zonas de contacto con potencia y manetas, así como marcas para su perfecta conexión y alineación.
Conclusiones
En resumidas cuentas, con el WCS Beacon el usuario dispone de uno de los manillares de gravel más avanzados del mercado y que han sido desarrollados específicamente para este uso. Sus formas ergonómicas lo hacen muy cómodo y sus medidas ahondan en el control y la estabilidad sobre la bici. Calidad de materiales y construcción, y un atractivo acabado en color Blatte hacen el resto.
Eso sí, su diseño puede ser considerado un tanto radical por algunos ciclistas más conservadores que prefieran líneas no tan atrevidas. Para ellos, la propia Ritchey cuento con otras propuestas gravel no tan arriesgadas, como el VentureMax del que os hemos hablado, e incluso otros muchos manillares más cercanos al mundo de la carretera.
+ Positivo: Control · Comodidad · Uso off-road
– Negativo: Formas extremas
Galería de fotos
FOTOS: Diego Sperani/Ritchey