Invierno es tiempo de ciclocross. Esta modalidad está todavía poco extendida en nuestro país, aunque en los últimos años ha experimentado un fuerte crecimiento y un mayor interés no sólo por parte de los ciclistas, sino también por parte de los aficionados a las dos ruedas y los medios de comunicación. La clave de ello reside no sólo en la especialización de muchos corredores nacionales y la notable mejora de su nivel, sino también en el paso de nombres conocidos de la carretera y el mountain bike por esta disciplina.
Pero si hablamos de ciclocross es inevitable referirnos también a Bélgica, la cuna de esta modalidad y un país en el que se vive de una forma muy especial. Allí no es sólo uno de los deportes más practicados, sino que también es uno de los más seguidos por el gran público. Retransmisiones en directo en televisión y radio, páginas y páginas en diarios y revistas… y sobre todo muchísimos espectadores en cualquiera de las numerosas carreras que se disputan cada semana.
Por lo tanto, ningún lugar mejor que Bélgica para conocer desde dentro el ciclocross, así que, invitados por Ridley, con ese objetivo TopBici.es se desplazó hasta allí para vivir una de sus pruebas más míticas, el Superprestige de Gavere, en pleno corazón de Flandes.
Superprestige Ciclocross
El circuito Superprestige nació en la temporada de 1983, ahora hace ya 30 años, y ha sido uno de los principales responsables del despegue del ciclocross. En la actualidad consta de ocho pruebas puntuables, todas ellas disputadas en suelo belga excepto una, que se corre en Holanda. Este campeonato tiene lugar esta temporada entre octubre de 2013 y febrero 2014 y se solapa con la otra gran cita internacional del CX, la Copa del Mundo de la UCI.
Para los entendidos e incluso para los propios corredores, el Superprestige es igual o más importante que la propia Copa del Mundo. Así nos lo contaba por ejemplo, Tom Meeusen, una de las jóvenes promesas belgas del equipo Telenet-Fidea: “en el resto de Europa la Copa del Mundo quizás sea más seguida, pero aquí en Bélgica el Superprestige lo es tanto o más. Están los mejores equipos y corredores, hay carreras clásicas como la de Gavere y el público y el ambiente es inigualable. Tiene algo especial”.
Respecto a esta inevitable comparación entre las dos grandes competiciones del ciclocross, puso algo de luz el fundador y presidente del Superprestige, Etienne Gevaert, con el que también tuvimos la oportunidad de charlar en nuestra visita a Bélgica. “Antes el Superprestige era un trofeo mucho más internacional y visitábamos más países, pero desde que la UCI lanzó la Copa del Mundo en los años noventa la situación cambió. Para potenciar su propio certamen, la UCI no nos ha ayudado demasiado y nos ha impedido seguir creciendo. Con sólo ocho fechas para la competición, es difícil salir de Bélgica, ya que la mayoría de corredores, equipos y patrocinadores son de aquí. Además, con pruebas tan importantes como las que tenemos y una respuesta por parte del público así, es difícil encontrar algún hueco para correr en el extranjero”.
Como el propio Gevaert también nos comentó, entre los planes del Superprestige están expandirse e incluso cruzar el charco y disputar algunas carreras en Estados Unidos, donde el ciclocross está arrancando con fuerza, pero por ahora no es posible sin la cooperación de la UCI.
Gavere
Para quienes no han tenido la oportunidad de conocer una carrera de ciclocross como la de Gavere desde dentro es difícil entender la pasión con la que los belgas la viven. En nuestro periplo por Flandes pudimos descubrirlo desde todos los puntos de vista posibles: como ciclistas, como aficionados y, por supuesto, como periodistas.
Con los responsables de Ridley como inmejorables anfitriones y también con la colaboración inestimable de nuestros amigos de SRAM, el día previo a la carrera rodamos por el circuito con una de sus bicicletas, sin duda las mejores del mercado de CX, como lo demuestran por ejemplo los triunfos en 7 de los últimos 11 Campeonatos del Mundo disputados.
A lomos de una X-Fire con cuadro de carbono y equipada con grupo SRAM Force 22, frenos de disco Avid BB7 SL y ruedas Forza Cirrus CX Disc, comprobamos la dureza del circuito de Gavere, unos de los más técnicos del Superprestige. Subidas imposibles, zonas reviradas y resbaladizas, descensos vertiginosos, tramos llanos y rápidos y, sobre todo, barro, mucho barro.
Viviendo y disfrutando en primera persona tales dificultades, es fácil entender porque ni los propios profesionales fueron capaces al día siguiente de completar una sola vuelta sin echar pie a tierra y tener que subirse la bici al hombro para poder avanzar. Con el barro -y la arena, las piedras y la hierba- rebozando vuelta a vuelta la bicicleta y haciendo casi imposible que giraran las propias ruedas o que pudiéramos calar las zapatillas en los pedales, se comprende también porque los corredores cambian prácticamente en cada vuelta de bicicleta. Mecánicos y auxiliares de los equipos juegan aquí un papel fundamental, mientras que las marcas tienen un banco de pruebas inmejorable para poner al límite sus productos en las condiciones más extremas.
Cubiertos de barro de arriba abajo pero con la misma sonrisa de un niño después de jugar, salimos del circuito de Gavere ya deseosos de volver al día siguiente para ver a los profesionales en el mismo escenario que nosotros habíamos estrenado.
Más que ciclocross
El día de la carrera nos acercamos a Gavere a primera hora de la mañana, ya que pruebas como ésta son todo un acontecimiento en Bélgica y se esperaban alrededor de 20.000 espectadores, todos ellos de pago, algo también impensable en nuestro país. Abrigados y equipados con botas de agua para poder caminar por todos los rincones del circuito, fuimos viendo como hora a hora iba llegando más y más público al escenario de la competición. Familias enteras, niños, mujeres, grupos de amigos de todas las edades… En Bélgica el ciclocross es para todos los públicos.
Mientras se iban disputando las carreras de categorías inferiores y féminas, el público iba calentando motores especialmente a base de cerveza y patatas fritas, el ‘menú oficial’ de la competición. Poco a poco en los bordes del trazado y enfrente de las pantallas gigantes instaladas se acumulaban más espectadores a la espera de la hora de las grandes estrellas como Albert, Vantournout, Wellens, Pauwels y, especialmente, Nys. El veterano corredor belga, que fue finalmente el ganador de la carrera, es sin duda el gran ídolo local. Sus 12 títulos y más de 60 victorias en el Superprestige son sólo una pequeña parte de un increíble palmarés que lo convierte en el mejor corredor de ciclocross de la historia.
El rugido del público cada vez que Sven Nys pasaba por delante suyo o adelantaba a un rival sólo era comparable al que se escuchaba desde dentro de las diversas carpas instaladas en el circuito. Y es que carreras como las de Gavere son mucho más que ciclocross, ya que para gran parte de los asistentes suponen también una buena excusa para juntarse, beber, cantar y bailar en compañía de los suyos.
Una vez acabada la carrera, y con el buen sabor de boca de la mayoría del público por la victoria de Nys, la fiesta siguió como si de una parte más del Superprestige se tratara. Música, conciertos y cerveza -la bebida nacional de Bélgica, no olvidemos- tomaron el relevo de los ases del ciclocross hasta altas horas de la madrugada en una jornada de ensueño para cualquier aficionado al ciclismo.
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19 noviembre 2019
Desde luego al leer este artículo dan ganas de comprar un billete de avión e ir a ver una carrera de CX a Bélgica. Creo que, aunque nos queda mucho, ¡España está en el camino!